Esta preciosa foto que he encontrado al azar y que, de lejos, cualquiera hubiera dicho que se trataba de la rama de un almendro en flor, o quizá, de un cerezo, o, a lo mejor, de enormes copos de nieve o de algodón..., son unos tiernos y frágiles pajarillos que ahuecan su plumaje y se aprietan unos contra otros, para resguardarse del frío intenso, un día cualquiera del crudo invierno que ya se ha empezado a notar...