Parece que están empeñadas en ser
unas Barbies y no tendrían ninguna necesidad, porque son mujeres de
carne y hueso, jóvenes, profesionales y suficientemente preparadas. ¿A cuento
de qué, entonces, ese afán por parecerse tanto a estas muñecas?
Me hago esta reflexión desde que veo
cómo se multiplican las apariciones en determinados platós de televisión,
de dos abogadas en ejercicio, cuya apariencia les hace parecer más como
mujeres florero que como auténticas conocedoras de las disciplinas jurídicas en
las que se han formado y en las que vienen desarrollando su práctica profesional.
Son la auténtica copia en carne y
hueso de las Barbies-Abogadas, convertidas en el perejil de todo tipo de tertulias,
tanto si se trata de hablar sobre el independentismo catalán, como si se trata
del último boom de Belén Esteban... Ahí están, tan rubias, tan siliconadas...tan..., tan..., tanto que a una siempre le queda la duda de si las llevan por su
sapiencia o, simplemente, porque tienen más glamour que otras y dan
bien en cámara.
Y no sólo son rubias, porque haberla "hayla" también morena, aunque lo común entre una y otra, son: las extensiones de pelo larguísimo, arreglitos faciales por todos lados, rayos UVA, stilettos y ropa superfashion. Amén de lentillas de color y pestañas postizas.
Todo ello hace que los que las contemplan estén más pendientes de su apariencia externa que del contenido de sus declaraciones, probablemente mucho más fundadas e interesantes que los de cualquier otro contertulio o contertulia, metido en once varas y hablando, en bastantes ocasiones, de oídas.
Pero es que, ¿quién puede pasar por alto, cuando enfocan un primer plano de la morena, el aumento tan exagerado del grosor de sus labios o el progresivo aclarado de su pelo, la última vez ya, con rubias transparencias ?
¿ O quién, mirando a la rubia, puede fijarse en otra cosa que no sean sus extensiones de pelo, perfectamente onduladas y a la última, o totalmente lisas y a la plancha, dependiendo del día?.
O quien es capaz de atender sus razonamientos mientras aguanta su mirada inexpresiva por efecto de sus lentillas azules, que le hacen el cristalino de los ojos, enorme, y que yo creo que también son la causa de su aparente bizqueo, salvo que todo ello sea debido a un lifting en los párpados, que tampoco me extrañaría.
¿¿¡¡Qué necesidad tienen estas mujeres de parecer algo que no son!!?? Y digo esto, porque por su formación y experiencia profesional, yo espero de ellas algo más que someterse a los, a veces, crueles cánones de la estética femenina. Espero de ellas, seguridad en sí mismas, sencillez, naturalidad y elegancia. Y nada de esto tiene que ver con la imagen que proyectan en la tele, más propia de unas famosillas de realities o de un programa de MHYV, que de unas personas encargadas, por su profesión, de defender ante los Tribunales los derechos e intereses de sus conciudadanos.
Y, en mi opinión, ese querer ser como una barbie, no les favorece, no ya porque contribuye a que no se las tome demasiado en serio como abogadas, sino porque además, las hace aparecer muy artificiales, desfiguradas y hasta feas, cuando, en realidad, no lo son y, además, no debería importarles tanto, si lo fueran, porque se han preparado para demostrar su valía personal y profesional con independencia de su apariencia estética...
A mí no me gustan, porque no me parecen reales, no me las creo. Las cosas son mucho más complicadas en la realidad para ir siempre tan impecables y andarse preocupando tanto, hasta extremos yo diría que obsesivos, por la apariencia.
Sin embargo, las muñecas sí me gustan. Y sus vestidos...y sus accesorios... aunque sólo sea para tenerlas de adorno en una estantería, cogerlas de vez en cuando y jugar con ellas... Lo demás sería ciencia ficción.....
Esta Entrada pertenece al blog "La caraba en bicicleta", cuya autora es Monni Della Hesk. Si la copias, al menos, añade su enlace. Así de fácil : http://lacarabaenbicicleta.blogspot.com.es/2017/09/barbie.html
Y no sólo son rubias, porque haberla "hayla" también morena, aunque lo común entre una y otra, son: las extensiones de pelo larguísimo, arreglitos faciales por todos lados, rayos UVA, stilettos y ropa superfashion. Amén de lentillas de color y pestañas postizas.
Todo ello hace que los que las contemplan estén más pendientes de su apariencia externa que del contenido de sus declaraciones, probablemente mucho más fundadas e interesantes que los de cualquier otro contertulio o contertulia, metido en once varas y hablando, en bastantes ocasiones, de oídas.
Pero es que, ¿quién puede pasar por alto, cuando enfocan un primer plano de la morena, el aumento tan exagerado del grosor de sus labios o el progresivo aclarado de su pelo, la última vez ya, con rubias transparencias ?
¿ O quién, mirando a la rubia, puede fijarse en otra cosa que no sean sus extensiones de pelo, perfectamente onduladas y a la última, o totalmente lisas y a la plancha, dependiendo del día?.
O quien es capaz de atender sus razonamientos mientras aguanta su mirada inexpresiva por efecto de sus lentillas azules, que le hacen el cristalino de los ojos, enorme, y que yo creo que también son la causa de su aparente bizqueo, salvo que todo ello sea debido a un lifting en los párpados, que tampoco me extrañaría.
¿¿¡¡Qué necesidad tienen estas mujeres de parecer algo que no son!!?? Y digo esto, porque por su formación y experiencia profesional, yo espero de ellas algo más que someterse a los, a veces, crueles cánones de la estética femenina. Espero de ellas, seguridad en sí mismas, sencillez, naturalidad y elegancia. Y nada de esto tiene que ver con la imagen que proyectan en la tele, más propia de unas famosillas de realities o de un programa de MHYV, que de unas personas encargadas, por su profesión, de defender ante los Tribunales los derechos e intereses de sus conciudadanos.
Y, en mi opinión, ese querer ser como una barbie, no les favorece, no ya porque contribuye a que no se las tome demasiado en serio como abogadas, sino porque además, las hace aparecer muy artificiales, desfiguradas y hasta feas, cuando, en realidad, no lo son y, además, no debería importarles tanto, si lo fueran, porque se han preparado para demostrar su valía personal y profesional con independencia de su apariencia estética...
A mí no me gustan, porque no me parecen reales, no me las creo. Las cosas son mucho más complicadas en la realidad para ir siempre tan impecables y andarse preocupando tanto, hasta extremos yo diría que obsesivos, por la apariencia.
Sin embargo, las muñecas sí me gustan. Y sus vestidos...y sus accesorios... aunque sólo sea para tenerlas de adorno en una estantería, cogerlas de vez en cuando y jugar con ellas... Lo demás sería ciencia ficción.....
Esta Entrada pertenece al blog "La caraba en bicicleta", cuya autora es Monni Della Hesk. Si la copias, al menos, añade su enlace. Así de fácil : http://lacarabaenbicicleta.blogspot.com.es/2017/09/barbie.html
ENTRADA NUEVA: "A PROPÓSITO DEL 1-O"
ResponderEliminarSeria genial crear Barbie abogadas. Indiferentemente a las opiniones que cada quien tenga y se respeta. Son unicas y Fabulosas como abogadas.
ResponderEliminar