Hilando con la entrada anterior, he de decir que, para mí, una de las cosas buenas que tiene el hacer ejercicio de forma habitual, es que te puedes permitir determinadas licencias en el comer, sin que luego tengas que estar todo el día arrepintiéndote. Por ejemplo, cada vez que he salido a andar con alguna amiga, al final siempre nos hemos sentado en alguna terraza a tomar una cervecita con patatas fritas o lo que es peor, según la hora, a tomarnos un chocolate con churros, de desayuno. Oye y nada de remordimientos después, porque la “filosofía” se reduce a pensar algo tan simple como que, mucho peor hubiera sido habernos zampado todo eso, sin haber estado andando durante toda una hora antes. Es decir, “lo comido, por lo… andado”. Una especie de “ley de la compensación” muy "suis generis", inventada por nosotras, que lleva a poder comer de todo lo que nos gusta, sin ningún cargo de conciencia.
La idea, el contenido escrito y los collages de este blog, son "cosecha propia". Las imágenes, escogidas de la Red, no. Si eres su autor/a y quieres que ello conste, no tienes más que decirlo. Este blog no tiene fines comerciales ni ánimo de lucro.Ha nacido sólo para divertimento de su autora, empeñada en resaltar la importancia de las cosas sencillas.
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lunes, 26 de septiembre de 2016
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Hilando con la entrada anterior, he de decir que, para mí, una de las cosas buenas que tiene el hacer ejercicio de forma habitual, es que te puedes permitir determinadas licencias en el comer, sin que luego tengas que estar todo el día arrepintiéndote. Por ejemplo, cada vez que he salido a andar con alguna amiga, al final siempre nos hemos sentado en alguna terraza a tomar una cervecita con patatas fritas o lo que es peor, según la hora, a tomarnos un chocolate con churros, de desayuno. Oye y nada de remordimientos después, porque la “filosofía” se reduce a pensar algo tan simple como que, mucho peor hubiera sido habernos zampado todo eso, sin haber estado andando durante toda una hora antes. Es decir, “lo comido, por lo… andado”. Una especie de “ley de la compensación” muy "suis generis", inventada por nosotras, que lleva a poder comer de todo lo que nos gusta, sin ningún cargo de conciencia.
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