Yo que en la entrada anterior deseaba un feliz mes de Noviembre, me he visto, como les ha ocurrido a la gran mayoría de hombres y mujeres de buena voluntad que poblamos este planeta, conmocionada por los asesinatos del Viernes, 13 de Noviembre de 2015, en París, donde 129 personas indefensas, han muerto víctimas del fanatismo y la barbarie. Y no es, por desgracia, la primera vez que nos encontramos con hechos de esta naturaleza. Cada día van siendo más habituales. Por tierra, mar y aire. Ayer fueron ciudadanos de todas las edades que disfrutaban de una plácida noche de fin de semana, en familia, con amigos, ajenos completamente al terror que les acechaba. Otro día les tocó a los pasajeros de un avión, y otro, a los ocupantes de varios trenes cuyo vil asesinato partió el corazón de todos los españoles... Sin olvidar, porque es imposible que algo así se olvide nunca, la monstruosidad que supuso el derrumbamiento de las Torres Gemelas...
Y cualquier día nos puede tocar a cualquiera...
¡¡Dios mío, esto tiene que parar!!...
MENSAJE DE JUAN PANADERO AL CONGRESO MUNDIAL POR LA PAZ
(Fragmento)
Aquí estoy. Aquí ya estamos.
No tenemos cara. Somos
el planeta que habitamos.
Venid. No tenemos nombre.
Aunque todos respondamos
a una misma luz: el hombre. (...)
Matadnos. Nos mataréis.
Pero es más fuerte la vida
que la muerte que ofrecéis.
Y al fin correréis la suerte
de los que matando llegan
a darle a su vida muerte. (...)
¿Queréis la guerra? No iremos.
Con la paz entre las manos
por arma, os enterraremos
¡Paz al mundo! Corazones arrebatados y unidos
de millones y millones.
Paz para toda la gente.
Se abran y cierren los ojos
del día tranquilamente.
Paz en todos los hogares.
Paz en la tierra, en los [cielos,
bajo el mar, sobre los mares.
Paz en la albura extendida
del mantel, paz en la mesa
sin ceño de la comida.
En las aves, en las flores,
en los peces, en los surcos
abiertos de las labores.
Paz en la aurora, en el
[sueño.
Paz en la pasión del grande
y en la ilusión del pequeño.
Paz sin fin, paz verdadera.
Paz que al alba se levante
y a la noche no se muera.
¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa.
Lo grita Juan Panadero.
Juan en paz, un Juan sin guerra, un hombre del mundo entero.
RAFAEL ALBERTI
¡¡Dios mío, esto tiene que parar!!...
(Fragmento)
Aquí estoy. Aquí ya estamos.
No tenemos cara. Somos
el planeta que habitamos.
Venid. No tenemos nombre.
Aunque todos respondamos
a una misma luz: el hombre. (...)
Matadnos. Nos mataréis.
Pero es más fuerte la vida
que la muerte que ofrecéis.
Y al fin correréis la suerte
de los que matando llegan
a darle a su vida muerte. (...)
¿Queréis la guerra? No iremos.
Con la paz entre las manos
por arma, os enterraremos
¡Paz al mundo! Corazones arrebatados y unidos
de millones y millones.
Paz para toda la gente.
Se abran y cierren los ojos
del día tranquilamente.
Paz en todos los hogares.
Paz en la tierra, en los [cielos,
bajo el mar, sobre los mares.
Paz en la albura extendida
del mantel, paz en la mesa
sin ceño de la comida.
En las aves, en las flores,
en los peces, en los surcos
abiertos de las labores.
Paz en la aurora, en el
[sueño.
Paz en la pasión del grande
y en la ilusión del pequeño.
Paz sin fin, paz verdadera.
Paz que al alba se levante
y a la noche no se muera.
¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa.
Lo grita Juan Panadero.
Juan en paz, un Juan sin guerra, un hombre del mundo entero.
RAFAEL ALBERTI
ENTRADA NUEVA: "FLORES DE NAVIDAD"
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