Me encanta la Flor de Pascua con ese color rojo que la hace tan llamativa y elegante. En mi casa siempre la hemos llamado "Pascualón",
no sé muy bien exactamente por qué ( como tantas otras cosas ), aunque,
en realidad, lo de menos es su nombre, porque al final, cada uno acaba
llamando a las cosas como le parece o como le resulta más fácil, sobre
todo en el caso de las plantas, en las que su nombre científico suele
ser impronunciable. El de ésta, por ejemplo es Poinsettia ( Euphorbia Pulcherrima )... , de ahí que no sea de extrañar que busquemos una forma de llamarla más familiar o asequible, como "Pascuero", "Flor de Pascua", o "Flor de Navidad"... , precisamente porque es en esta época del año cuando adquiere todo su esplendor.
Cuentan que hacia 1825 el botánico Joel Robert Poinsett, primer
embajador de los EEUU en México, las introdujo en su país y de ahí se
extendieron a Europa, siendo conocidas como Poinsettias en honor a su
"descubridor", al que podemos ver inmortalizado en una estatua de
bronce, a la derecha.
La costumbre de aparecer en casa por Navidad proviene de los monjes
españoles en México que adornaban la fiesta de la Pascua con esta
planta, prolongándose la tradición hasta nuestros días en que se ha
convertido en una de las plantas más vendidas del mundo. A mi las que
más me gustan son las rojas, que son las típicas, pero las hay también
con las hojas de color rosa, blanquecinas o amarillas pálidas que resultan
muy elegantes.
La verdad es que son preciosas y, aisladas o en grupo, constituyen un
elemento decorativo natural, sencillo y barato, que por sí solas
identifican estas fechas tan especiales. Pero no son las únicas. Hay
otras, quizá menos conocidas, pero no por ello menos bonitas, que
pueden hacer de cualquier rincón de la casa, un oasis de belleza y
serenidad. Una de ellas es la Nandina o Bambú Sagrado, un
arbusto procedente de China y Japón, que se caracteriza por las
tonalidades cambiantes de sus hojas y sus frutos rojos, lo que las hace
altamente decorativas.
En otoño sus hojas son rosadas y van acentuando su color a medida que
avanza la estación hasta llegar a un rojo brillante que alcanza su
máxima intensidad en invierno. Si queremos darle un toque sofisticado y
especial a la casa en estas fiestas, nada como esta planta para sustituir al clásico Árbol de Navidad, aunque, ojo con los frutos porque son muy llamativos, pero tóxicos, por lo que habrá que tener especial cuidado con los niños y las mascotas.
Otra de las plantas que da color al jardín y a la terraza en los
meses de invierno es El Eléboro, también conocida como Rosa de Noël o Rosa de Navidad,
no sólo porque es en esta época del año cuando florece sino porque,
según cuenta una tierna leyenda, surgió entre la nieve debido a unas
lágrimas que una joven iba derramando por no tener un regalo que
ofrecer al Niño Jesús.
Son
plantas, por tanto, capaces de florecer en medio de la
nieve y soportar grandes fríos, por lo que también se les llama: "Rosa
de las nieves". En Inglaterra tienen mucha fama y son utilizadas como
decoración navideña. También hay que tener en cuenta que, al parecer,
son altamente tóxicas por lo que habrá que tomar las mismas precauciones
que con las anteriores.
Hay una planta que, por la forma de sus hojas y la variedad de sus
colores, me recuerda, en la imagen de más abajo, a las cintas de
Navidad, a las serpentinas, a los regalos. Es la Bromelia Guzmania, una planta originaria de los bosques húmedos de la India y de Sudamérica
Me gusta verlas, todas juntas, en pandilla. Me recuerdan la alegría y el
colorido de estas fiestas, las cintas y adornos de los paquetes de
regalos. Individualmente y por separado, la roja de más abajo, por
ejemplo, simboliza el amor, el fuego, el calor del hogar, alrededor del
cual ha girado tradicionalmente la fiesta de la Navidad.
Otra planta que florece con el frío y sirve para darnos alegría en estos días de invierno es el Cactus de Navidad, menos conocido como Schlumbergera o Zygocactus, que
es su nombre científico. Sus hojas van oscureciendo durante el mes de
Diciembre hasta que aparecen los primeros capullos que por Navidad se
abrirán en preciosas flores.
Durante todo el año, tienen un aspecto poco favorecedor porque el peso de sus tallos la obligan a doblarse, y parecen un poco "desangeladas" y tristes, pero llegado el invierno, se convierten en la alegría de los días nublados y grises, con sus flores de todos los colores imaginables. El rosa fucsia es el más común. Pero también las hay blancas, rojas, amarillas, naranjas...Y se reproducen por esquejes, de una forma sencillísima.
Finalizo esta entrada con dos plantas navideñas por excelencia,
utilizadas mucho para los adornos de estas fiestas: el acebo y el
muérdago. Con frecuencia se les confunde, pero son bien diferentes. El
primero de ellos, es un árbol que llega a los diez metros de altura.
Tiene las hojas verdes, perennes y sus frutos tienen forma de bolitas
rojas. Por sus muchos usos, se encuentra en peligro de extinción,
siendo, en la actualidad, una especie protegida en muchos países, como,
por ejemplo, en España.
El muérdago es una planta parásita, cuyos tallos, de unos 50
centímetros, trepan por los troncos de los árboles donde crecen y se
desarrollan. Sus frutos son parecidos a los de la uva blanca, aunque más
pequeños, redondos y translúcidos.
Según he podido leer, existen muchas leyendas sobre el muérdago; una de ellas, quizá la más conocida, es la leyenda del beso. Al parecer, Balder,
dios de la paz, fue herido y muerto por una flecha de muérdago, lo que
entristeció mucho al resto de los dioses, que conmovidos por los llantos
de su amada, le restituyeron la vida para que continuasen con su amor
eternamente. Por ello, como tributo a esta pasión eterna, Balder ordenó que
cada vez que una pareja de enamorados pasase por debajo de una rama de
muérdago, se besasen para perpetuar su amor. De ahí la costumbre del
beso bajo esta planta, sobre todo en los países anglosajones,
que acabará instaurándose entre nosotros, como tantas otras.
¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS !!
Música de fondo: "December", cantada por Norah Jones
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