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lunes, 30 de abril de 2018

"La manada"



Ya sólo como se autodenominan me produce rechazo: “La Manada”. En ellos, no es un sustantivo, sino un calificativo que los define a la perfección: grupo de animales. Y así lo han demostrado. Una pandilla de tarados, mierdas secas y cobardes. Unos salidos que se creen que todo vale y que las mujeres, o al menos las que quedan fuera de su círculo más cercano, son sólo un objeto que se usa y se tira sin más.





Quizá eso haya sido lo más humillante y doloroso para la chica. Su utilización para el desahogo sexual de 5 energúmenos que, una vez saciado su “apretón”, la dejan tirada como una colilla, sóla, de madrugada, en un entorno que no es el suyo, sin que le demuestren la más mínima muestra de afecto o preocupación por el estado y la situación en que se encuentra, llevándose, además, su móvil.



No voy a entrar en la discusión de si lo cometido por estos gañanes ha sido agresión o abuso sexual ya que la línea divisoria entre uno y otro delito, al parecer, es muy sutil, y para eso la democracia tiene jueces que son los encargados de interpretar las leyes y aplicarlas al caso concreto.



Tampoco voy a entrar a comentar el voto particular del magistrado disidente, porque para eso tendría que haber oído los testimonios de la víctima y de sus agresores, y visto el vídeo donde se recoge cómo sucedieron los hechos.



Sólo sé que la justicia se imparte por seres humanos y que unos mismos hechos pueden ser susceptibles de distinta interpretación, y que en dicha interpretación puede haber errores y que dichos errores pueden estar motivados por la falta de concreción en la ley de las circunstancias que deben concurrir en unos hechos, para incardinarlos o no en un determinado tipo delictivo.


En este caso, si por un lado se admite que la víctima no ha consentido y que se ha mostrado en todo momento sumisa y sometida, no entiendo que se pueda hablar de no intimidación suficiente, cuando tiene a cinco tipos corpulentos metiéndosele por todos sus “agujeros”. (siento la sordidez de la expresión, pero está en consonancia con los hechos). Lo más razonable es pensar que, si no ha habido antes acuerdo en “pasárselo bien todos juntos”, y eso, al parecer, no lo hubo, el sometimiento de la víctima se debe a la intimidación que le produce el hecho de que, de repente, se le echen encima los cinco energúmenos esos.


Y si hay intimidación y existe penetración, (que la hubo y por todos los sitios posibles), en mi opinión, hay violación y no sólo abuso sexual.


Y en cuanto al posible consentimiento de ella, entiendo que en este caso, el consentimiento debería exigirse antes de que ocurrieran los hechos, es decir, habría habido consentimiento si ella se mete con los cinco en el portal porque previamente han acordado entre los seis disfrutar de una orgía sexual sin límites, pero eso, al parecer mayoritario de los magistrados, no ocurrió así. Al parecer lo que hubo es un acuerdo previo entre los cinco ganapanes para abusar de ella, la prueba es que dos de ellos, mientras los otros la entretienen, y sin saberlo la chica, preguntan en un hotel por una habitación  “para follar”. Como no encuentran habitación, “el prenda” entra detrás de una señora en un portal, disimulando que va al segundo piso, baja y abre la puerta al resto, agarrando de las manos, entre dos, a la chica y la entran para dentro, rodeándola entre todos y llevándola al cuchitril donde se desbocan, sin contemplaciones, con ella. Terminado el “desahogo”, la abandonan y se llevan su móvil. Este comportamiento no concuerda demasiado con que haya sido algo en lo que todos hubieran estado de acuerdo, incluida ella.


No hubo violencia, no hay lesiones físicas en la chica, vale, pero ¿hubo realmente consentimiento en ella o simplemente se dejó hacer para evitar que le pegaran una paliza y la dejaran muerta?. This is the question.


Yo me inclino por la segunda posibilidad más que por la primera, pero, quizá, si de mi decisión dependieran 20 años de privación de libertad de cinco individuos, también sería más exigente con las pruebas. 


Por eso, dejemos en paz a los jueces que, estoy segura de que tratan de ser lo más objetivos posibles y de hacerlo lo mejor que pueden y, eso sí, reclamemos un Código Penal más en consonancia con el repudio que a la sociedad actual le producen ciertos hechos.

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